Ramiro Guerra dejó una huella clara en la danza en Cuba

El padre de la danza moderna en Cuba, Ramiro Guerra, cumpliría hoy 98 años de edad, pero sus marcas como coreógrafo, teórico, investigador y pionero de esa manifestación artística en el país continúan vigentes.
El Premio Nacional de Danza 1999 falleció el 1 de mayo del pasado año en esta capital, su ciudad natal.

Como creador, la estética de Guerra estuvo influida por una extensa fusión de técnicas y estudios, que abarcan desde el ballet clásico hasta los principios básicos de la danza moderna de Estados Unidos, donde recibió clases de Doris Humphrey y José Limón, aunque reconocía como su mayor influencia la técnica de Martha Graham.

A su regreso a esta isla, se dedicó al estudio del folklore cubano y fundó, en 1959, el Conjunto Nacional de Danza Moderna, compañía que en la actualidad conocemos con el nombre de Danza Contemporánea de Cuba y en la cual, de manera inédita para mediados del siglo XX, incluyó a hombres y mujeres de todas las razas.

Resulta notable que en aquella época no existía ni tradición danzaria, ni público, ni cantera de bailarines en el país, y Guerra se atrevió a llevar a la danza los temas cubanos y a investigar y escribir textos sobre arte con dotes literarias que llenaron de valor varias revistas o se convirtieron en libros imprescindibles para danzantes y teóricos.

Entre ellos cabe destacar Apreciación de la danza (1968), Teatralización de la danza y otros ensayos (1988), Una metodología para la enseñanza de la danza (1989), Calibán danzante (1998), Coordenadas danzarias (2000) y Eros baila. Danza y sexualidad (2001).

Guerra se graduó de Derecho en el año 1949 de la Universidad de La Habana y poseía la categoría de Doctor Honoris Causa en la Universidad de las Artes, ISA.

Además de ser considerado el padre de la danza contemporánea cubana y un pionero en los estudios sobre la danza en la isla, se le recuerda como el coreógrafo de obras trascendentales como Impromptu galante, Mambí, El decálogo del apocalipsis, El milagro de Anaquillé, Medea y los negreros, Orfeo antillano, Tiempo de quimera y Suite yoruba, entre varias.

El maestro e investigador fue distinguido con la Medalla Alejo Carpentier, la Orden Félix Varela, el Premio Alejo Carpentier de Ensayo y el Premio Nacional de Danza, este último concedido en 1999.

Tomado de: Prensa Latina

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