Comprender es votar con sentido

Por: Lidiuska Cardero Diéguez

Santiago de Cuba, 26 nov.- Comprender cómo se produce el proceso eleccionario en Cuba es una de las garantías para votar con sentido. Lo que puede entenderse como un acto político, en esta isla va más allá de la asistencia a las urnas. Y es que este proceso participativo genera -sin dudas- el intercambio y la concurrencia de vecinos, quienes imprimen a la cotidianidad del país, sus elementos culturales e identitarios.
De acuerdo con el investigador cubano Jesús García Brigos, “el Poder Popular es un sistema de órganos, organismos y dependencias estatales intervinculados entre sí. Es la forma concreta que ha adoptado la organización del Estado cubano. Lo conforman los órganos de poder (algunos de los cuales ejercen a la vez Gobierno), el Consejo de Ministros- órgano de Gobierno de la Nación, los órganos de administración locales (Consejos de la Administración provinciales y municipales), las instituciones judiciales y las fiscalías y los institutos armados del país.”

En Cuba, cada dos años y medio, se realizan las elecciones parciales para elegir a los candidatos a delegados de las Asambleas Municipales del Poder Popular. La importancia de este órgano está dada no solo por ser la forma de gobierno a nivel local sino por el papel estratégico que ocupa en las elecciones de los delegados de las Asambleas Provinciales y la Nacional, al ser quien aprueba las candidaturas de estas instancias.

Y la Asamblea Municipal la componen los delegados de circunscripción del Poder Popular, quienes no reciben salario por esa función y son la primera y más cercana representación de la ciudadanía en el Poder Popular. Entre sus obligaciones está transmitir a la Asamblea y a la Administración Municipal los problemas de sus electores, así como rendir cuenta periódicamente de las medidas adoptadas para su solución o de las dificultades que se presentan para resolverlas.

Un vistazo a las elecciones en Cuba

El 1ro. de enero de 1959 no solo cambió la vida de los cubanos, sino que trajo consigo la misión de construir el sistema político y de gobierno heredado. El de Cuba era un sistema que se anunciaba como una reproducción del estadounidense. Se había implantado tras el cese de la ocupación militar que sufrió la Isla de 1898 a 1902 y se mantuvo vigente durante toda la etapa neocolonial, hasta el último día de 1958.

Las elecciones estaban estructuradas para favorecer a aquellos candidatos que dispusieran de más recursos económicos para su campaña, lo que garantizaba que fueran sus compromisos con los sectores más acaudalados los que determinaran que se gobernara en beneficio de los ricos. Con la nueva institucionalidad que tomó forma en 1976, se puso en práctica el actual sistema electoral que promueve una activa participación popular manifiestada en la facultad ciudadana de escoger, postular, elegir, controlar y revocar a sus representantes.

En 1974, el Gobierno decidió llevar a cabo un experimento sobre el establecimiento de los Órganos del Poder Popular en la provincia de Matanzas. El tres de mayo, la ley No. 1268 del Consejo de Ministros aprobó constituir esta experiencia a través de elecciones. En febrero de 1976 fue aprobada en referendo popular la Constitución de la República de Cuba. En ella quedó definida la nueva forma de Gobierno y el sistema eleccionario, a partir de los resultados del experimento de 1974. Así, la Asamblea Nacional del Poder Popular (ANPP) es el órgano supremo del poder del Estado, y el único con potestad constituyente y legislativa en la República.

Entre 1976 y 1992 hubo tres elecciones generales y por tanto tres legislaturas de la Asamblea Nacional del Poder Popular: la I (1976 -1981) tuvo como presidente a Blas Roca Calderío; la II (1981 -1986), a Flavio Bravo Pardo, y la III (1986 -1993), a Flavio Bravo Pardo, Severo Aguirre del Cristo y Juan Escalona Reguera. Para las dos primeras se siguieron los pasos recogidos en la ley 1305 de 1976 y luego, para la conformación de la III, lo aprobado en la Ley 37 de 1982. Durante esos años hubo además tres elecciones locales.

El 29 de octubre de 1992 la ANPP aprobó la Ley electoral No.72. Con esta ley todos los cubanos comenzaron a votar en las elecciones para los delegados a la Asamblea Provincial y los diputados a la Nacional. Además, introdujo otros cambios en el sistema eleccionario del país y es la que ha regido los procesos eleccionarios hasta hoy. Tuvo cambios importantes como la creación de los Consejos Populares.

Lo que parece algo natural como cualquier elemento del entorno distingue la vida de un país. En Cuba es común nominar, libremente, en el barrio a un candidato a delegado y que los mayores de 16 años aparezcan en los listados de votantes, se busquen, revisen sus datos, y en el día seleccionado asistan puntualmente a ejercer su voto. Ello consolida la manera de actuar y de manifestarse de hombres y mujeres ante un proceso de vital importancia para el país.

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