Tobarra, entre tambores y procesiones en Semana Santa española

Tobarra, España, 18 abr (Prensa Latina) Desde hace bastante tiempo, España descuella como gran destino turístico mundial, con atractivos que rebasan lo clásico de sol y playa, para dar espacio a tradiciones y patrimonio, como ocurre en Semana Santa en Tobarra.

Pequeño poblado de la provincia de Albacete, Castilla-La Mancha, Tobarra asume orgullosa el liderazgo desde 2018 de Patrimonio Inmaterial de la Unesco, por una curiosidad relevante: el Reto de las 104 horas ininterrumpidos de toque de tambor, asumido desde 1976 dentro de Semana Santa.

En realidad, se trata de una práctica que viene de mucho antes, cuando las procesiones echaron a los tamborileros por mal comportamiento y estos decidieron seguir tocando por cuenta propia, hasta ser perdonados y formar parte de las fechas religiosas de cada año, aunque de forma paralela.

Asi lo contó a Prensa Latina Guillermo Paterna Alfaro, cronista oficial de la tamborada de Tobarra y una suerte de enciclopedia de esta y otras tradiciones del poblado. Impulsor también de la propuesta de lograr el sello de la Unesco dentro del Consorcio Nacional del Tambor y el Bombo en España.

Empero, no sólo de percusión se vive y entre los muchos capítulos emotivos, históricos y pintorescos está la devoción y fervor con que transcurre la Semana Santa de un sitio que ya es Bien de Interés Nacional y aspirar a obtener la categoría internacional.

Entre lo divino y lo pagano, llaman la atención dos elementos, la presencia notable de jóvenes volcados con entusiasmo a la solemnidad de las fechas, junto con la intensidad de los tambores, y la confraternidad perceptible de la ciudadanía al abrazar con tesón estos momentos especiales de cada año.

Las cuadrillas, grupos de amigos que reúnen en los garutos (sedes), peñas, hermandades y cofradías forman parte del lenguaje que domina el ambiente en Tobarra, probablemente uno de los pocos lugares del mundo que no quiso cambiarse a horario de verano el pasado año, para poder cumplir con el Reto de las 104 horas de tamborilada.

Demoró siete dias más que el resto de España en cambiarse al horario estival, algo que defiende con orgullo su propia alcaldesa Manuela Garrido.

Si no fuese por el ruido, se diría que la concentración espontánea de tamborileros, todos vestidos con túnicas de diversos colores, alrededor del monumento que venera al instrumento, es bastante pintoresca y jubilosa. Hay listas para cumplir el sacrosanto Reto y cada persona (380 por lo general) debe tocar 15 minutos consecutivos.

Todo transcurre de miércoles a domingo de resurrección, mientras un reloj marca el tiempo restante para cumplir la meta. En paralelo, las procesiones, misas y ceremonias seguirán la tónica de un pueblo que, literalmente, parece no dormir en Semana Santa.

Agencia Prensa Latina

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