Hace cinco años, madrugada del miércoles 19 de febrero de 2020, falleció en La Habana (paro cardiorrespiratorio) con 79 años de edad, Nilda Collado Díaz, la dama que había enseñoreado en todas las escenas: bailarina, modelo y gran actriz de televisión, teatro, radio, cine y circo.
Sobre todos estos medios, al fallecer, Ricardo Alonso Venereo (Nilda Collado, su corazón para el público, en Granma, 2020, febrero 19) la citaría: “La radio me dio la imaginación, y la televisión la popularidad (el teatro) la técnica. De todos (…) el más difícil de dominar (…) es la radio, un buen actor de radio puede después hacer cualquier cosa”; aunque lo que prefería, era bailar.
Había nacido el 11 de abril de 1940 en la calle Lombillo #223 y Calzada del Cerro (barriada capitalina del Cerro), hija de asturianos, con un hermano mayor y dos primos con los que se crío; luego se mudaron cerca, a calle Falgueras # 458 del mismo Cerro. Al ser la única hembra no jugaba con muñecas; nunca conoció a su abuela de España que le mandó una muñeca Mariquita Pérez, preciosa del tamaño de una niña que al darle la mano decía “Mamá… Papá…” hasta que al hermano se le ocurrió que Mariquita tenía apendicitis y él tenía que operarla con el primo Jorge de anestesista, ganándose todos un regaño. Nilda jugaba con ellos a la quimbumbia, a tirar patadas porque ella era “la amenaza roja”; a batear, y de un batazo, el hermano le rompió el puente de la nariz. De ahí, su afición tardía a la muñequería. Así fue niña hasta dos meses antes de los 15 años, criada en aquella ética tradicional de los más humildes cubanos: “soy pobre pero honrado… soy pobre pero limpio”, recibiendo en su casa a todas las personas sin distinción de colores de piel.
Con 6 o 7 años había comenzado matriculando en el Conservatorio Municipal de Música en Rastro y Belascoaín, hoy Amadeo Roldán; sería la primera artista en su familia. Estudió piano, solfeo, teoría, canto y ballet, discípula de Fernando y Alberto Alonso, y de otros inmensos como Elena del Cueto y la gran Blanquita Becerra; su inicio fue bailando ballet hasta los 16 años, pero no sostenía económicamente y Alberto Alonso la ubicó a trabajar en televisión; sin embargo, el cabaret pagaba más y empezó en la producción Sensemayá Olokun (orishas) en el cabaret del hotel Habana Riviera (luego sería bailarina principal en distintos shows de los cabarets Tropicana, Sans Souci, Capri y otros); el estadounidense al frente del espectáculo la reconocía muy bonita, muy buena bailarina y muy jovencita con mucha extensión, no obstante, atado al clisé racista que excluye de “lo cubano” a los rubios, le cuestionaba ser cubana; ella venía del ballet clásico pero sin formación de folklore, y Mercedita Valdés se la pidió a Alberto una semana a devolvérsela “negrita, negrita, negrita”: solicitó a los tambores batá y a Adriano Rodríguez (el cantante) trabajar con ella una hora después del ensayo, y la enseñó, y ella con su técnica, logró que enseguida la volvieran al show, y pronto fue la estrella de la pista.
Muy prejuiciada, su tía abuela lo veía como prostitución apañada por la madre que la apoyó en todo y la acompañaba porque ella aún era muy joven con 17 años, y su mamá con la de Cristy Domínguez y la de Yolanda de la Torre tejían y conversaban en el lobby del hotel Habana Riviera, esperando que sus niñas terminaran de trabajar en el cabaret.
Ya entonces, en el teatro Martí bailó El Conde de Luxemburgo, Cecilia Valdés y otras obras, época muy intensa porque de 9 de la mañana hasta las 10 u 11 estaban obligados a estar en 5ta y E (Baños) en las clases con Luis Trápaga, aunque acababan el cabaret a las 2 de la madrugada; de sus clases matinales corrían a ensayar la televisión, de ahí al primer show del teatro Martí, salían corriendo a hacer el primer show del cabaret, y después corrían a hacer el final.
Con Amaury Pérez Vidal en Con 2 que se quieran (3, 2018) se reconoció “cabaretera a mucha honra” bailando con Sandor (pareja de Juliette, de Fontanar, y otros famosos de la televisión) en el Casino Parisién, y fueron a inaugurar el Fontainebleau de Miami (donde fue modelo de otras marcas comerciales), hotel y cabaret que aún existen, show mitad negro y mitad blanco, y les alquilaron un hotel familiar porque no podían hospedarse en uno para blancos ni en otro para negros; una auxiliar de limpieza les llamó “blancos cochinos” y supo que Omara Portuondo (con quien compartía, y un futuro Papín) y Rudy Fanettri eran negros, pues nunca los había visto por su color sino como sus compañeros. Iba del Asturiano al Amadeo Roldán y a su casa a las 10 de la noche y aquellos muchachones del Cerro que veían “temibles” la acompañaban a la puerta de su casa: nunca le pasó nada, porque esa rubia era una más del Cerro.
Regresó de Miami porque su papá había tenido un accidente, y allí estaba Erdwin (Juventino) Fernández Sánchez en la puerta del hospital: Erdwin Fernández, también actor, director, escritor. Sostuvieron tres noviazgos pero siempre discutían. Nilda avisó a la madre que regresara a Cuba porque ella no regresaría a Miami, contrato que no acabó. A Carlos Alberto García Airado (“Más allá de la escena: Nilda Collado”; 2009-2015, 2017) contó que a los 15 años se casó y a los 16 se divorció, y a Carlos Collazo (Unos minutos en la vida de Erdwin Fernández) que conoció a Erdwin en 1957, mientras ella bailaba y coincidían entre ensayos y trasmisiones; ella sería su cuarta esposa, la única con la que él querría tener hijos.

Fueron sus años de modelo comercial de las trusas Jansen, de Fludo, de Ironbeer, con sus fotos en revistas y desde 1957 en la televisión (CMQ TV) como modelo principal de la prestigiosa marca cubana de cigarros con filtro Regalías El Cuño, junto al gran actor y galán Pedro Álvarez; y modelo de alta costura en Fin de Siglo y El Encanto, grandes tiendas donde hacia las vacaciones durante 22 días de quienes trabajaban allí, porque si llegaba a 28 días había que dejarla fija: “arreglaba el escaparate” o exhibía ropa en alta costura; fue la primera persona en Cuba que bailó el “ula ula” típico hawaiano, que habían traído como juguete y se impondría de moda pero no se sabía cómo bailarlo, y ella lo mostraba bailándolo cuatro horas seguidas en la sección de juguetes de Fin de Siglo; vida de bailarina y modelo que a sugerencia de Erdwin, iría suplantando por la más duradera vida de actriz, aunque a mantener cada uno su carrera independiente salvo excepciones, porque él quería que ella tuviera su propio camino distintivo para que nunca la disminuyeran como esposa de él.
En televisión ha citado Alegría y Jueves de Partagás, pero lo primero que hizo fue bailar rock and roll en El Club del Rock and Roll; en 1958 animaba el programa Modas y Modelos en el entonces canal Telemundo, y debutó en la telenovela Indio; ese año 1958 fue declarada “Miss Perfección”, para lo que exigían las medidas de la Venus de Milo y tenía incluso una pulgada menos de cintura, de 22 pulgadas tenía 21, con lo que le pagaron 500 pesos; medio donde se cita en los más diversos géneros: infantiles (Tía Tata Cuenta Cuentos, Amigo y sus Amiguitos, Variedades infantiles), humorísticos (Detrás de la Fachada, Casos y cosas de casa), Teatro Icr, novelas y otras series con su primera filmación: Yerma (1964, Estudios Cinematográficos de la Televisión, blanco y negro, dirigida por Amaury Pérez García, donde también está citado Erdwin), y otras obras cumbres ganando personajes de más categoría con Tito Borbolla, Roberto Garriga y otros directores muy completos con los que aprendió mucho, pues dirigían actores, ponchaban cámaras, producían: Tres hermanos, Nido de ratas, del cimero Shakespeare Otelo (bajo Carlos Piñeiro), Enrique VIII (memorable su Ana de Cleves hija de duques alemanes, cuarta y breve esposa de este rey a quien nunca gustó, interpretado por Enrique Santiesteban), y la recuerdo en El Mercader de Venecia, entre otras; La madre, Rosas a crédito, El tábano, Un tranvía llamado Deseo, La Dama de las Camelias, Para empezar a vivir (1980), Ilusiones perdidas, El rojo y el negro, Hasn de la India, muchas “Aventuras” (El Jaguar, El Águila, etc. bajo Erick Kaupp, Silvano Suarez, Antonio Vázquez Gallo y más); y otros espacios (El circo en televisión, Amigas, De Cubano a Cubano, Haciendo caminos) y telenovelas (Cuando el amor no alcanza, 2015), entre otros.
Fueron años muy difíciles e intensos: por una parte, entonces quien hacía radio no podía hacer televisión y quien estaba en Radio Progreso no podía estar en Radio Liberación y por ejemplo, tuvo que aprender mucho de Consuelo Vidal y de Martha Falcón, pues Consuelito empezó Tía Tata Cuenta Cuentos y la dejaron en televisión y vino Carmen Pujol, Marta hacía “Chispita” pero estaba en Radio Progreso y no podía estar en Radio liberación y Nilda se quedó haciendo “Chispita”, e hizo su primera telenovela Indio recién parida de su primogénito el hoy actor Erdwin José Fernández Collado que había nacido el 19 de marzo de 1962. Se consideraba muy afortunada de haber trabajado con Marthica del Río de quien tanto aprendió también, así como en la cooperativa teatral Telón 23 que tan bien dirigió en 1961 Maritza Rosales en el estudio 2 del Radiocentro asistida por Erdwin, e hizo su primer personaje protagónico.
Por otra parte, enfrentaron cuatro difíciles años en que Erdwin fue sacado de escena y ella quedó sola y embarazada; muchos pensaron que se acabaría el matrimonio, pero siempre supo que era el amor de su vida, una de las parejas emblemáticas de la cultura cubana, y eso prevaleció por encima de todo: no pudieron apagarle el sol. Tuvieron amistades que la ayudaron mucho, como Luis Felipe Carneado, quien inauguraba el Isa y reincorporó al Instituto Cubano de Radio y Televisión (Icrt) a Erdwin, Frank Negro y Enrique Almirante, y antes, un 24 de diciembre, apenas concluía tan lamentable proceso, Raquel Revuelta llamó a Erwdin y fue la primera oportunidad que él tuvo para reintegrarse a su vida tan creativa, incorporándolos con Enrique Almirante, Frank Negro y Julito Martínez en el Teatro Estudio que ella dirigía personalmente, por lo que Nilda “desde mi modesto puesto” ayudaría siempre a todo el mundo, y valoraría tanto la amistad, como Fela Jar y Sexto Sansón.
En 1967 Erdwin tuvo su primer infarto.
Nilda empezó como directora artística y de doblajes para la televisión; Erdwin siempre insistía en aprender algo cada día para no quedarse atrás, y ya con sus tres hijos se harían Licenciados en Historia del Arte en la Universidad de La Habana (1979), en el primer curso para trabajadores seis años de lunes a viernes todos los días entonces, de 8 a 11 de la noche.
Luego, ella se integraría a él en la difícil carrera de payaso como la payasita Nily, pareja de Trompoloco, el payaso que había creado e interpretaba desde sus programas para niños Erdwin, quien ya en los años 80 hizo una gira por Cuba, Centroamérica y varios países de América Latina con el Circo Nacional de Cuba, temporada con Gaby, Fofó y Miliki; no podía tolerarse el cuestionamiento a Erdwin como payaso, que ciertamente, ya era artista conocido cuando lo creó y no vivía en la carpa del circo, pero Nilda mostró fotos de él desfilando un primero de mayo con el circo y sobre todo, ha devenido símbolo de la cúspide del clown cubano y allende Cuba, y dignificó la imagen del payaso que a diferencia del seudo-chiste fácil y manido de otros, no era reírse de él sino con él sin burlas ni denigración, ni patearlo ni embarrarlo de merengue, sino que era todo arte, intelecto, sentimiento. Erdwin no era cantante pero ella le montaba las canciones al piano y él las interpretaba muy lindo. Por ejemplo, se cita la canción La muñeca fea por grandes cantantes como Libertad Lamarque o Placido Domingo, y no es la interpretación de Trompoloco que décadas después, aún hace llorar a los niños. Con Erdwin y Trompoloco, Nilda y la payasita Nily, aprendieron lo difícil del trabajo para niños, que exigía además conquistar también a los adultos, que después, llevarían a los niños.
Mientras tanto, en radio, Nilda destacaba también en humorísticos, dramatizados, teatros, aventuras, infantiles, novelas… al fallecer, en Radio Progreso hacía el programa Ganando tiempo para la tercera edad, dirigida por Mercedes Socías. Con Erdwin hizo un dúo cómico ella de contrafigura sirviendo el chiste para que él como figura, lo rematara; él escribía cada chiste para los espectáculos con tres finales según el público estuviera más o menos involucrado; incluso al actuar juntos en radio, ella hacía el personaje más pequeño: nunca protagonizó nada de él.
De sus personajes que más la marcaron, Nilda cita en teatro su primer protagónico: “la Billie”, en Nacida ayer, y Una casa colonial (teatro Mella), entre otras obras que hizo como Manolo es mi mujer y Contigo pan y cebolla; y en televisión, Picnic. Ensayando ya para estrenar una obra de Nicolás Dorr, ella se cayó y se partió la cadera, lo que la tuvo casi dos meses y medio en silla de ruedas, luego con andador y finalmente, una muleta para caminar más segura en las calles rotas.
En cine, tras el referido Yerma para televisión (1964), sus reseñas la citan en Nada (2001, ficción Cuba-Francia-España-Italia; dirigida por Juan Carlos Cremata Malberti), A pesar de todo (2003) y Cuatro estaciones en La Habana (2016), mientras que el reconocido experto Juan Antonio García Borrero (Endac: Enciclopedia Digital del Audiovisual Cubano) la cita en Madrigal del Inocente (1986, 16 mm, de Jorge Ramón González, Estudios Cinematográficos de la Televisión); Sobran los motivos (2008, telefilme, dirección Marta Recio); Oslo (2012, de Luis Ernesto Doñas, Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de los Baños, Eictv); Una luz de inteligencia y amor (2015, documental del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, Icaic, de Regino Oliver); Infancia (2016, de Daniel Santoyo, Facultad de Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual de la Universidad de las Artes, Instituto Superior de Arte -Isa-, Famca), y La memoria de la piel (2017, de Indiana Díaz Caraballo), también de la Famca.
Erdwin murió por infarto al miocardio, el 23 de octubre de 1997, con 69 años. Una semana antes, ella dejó de fumar; su madre había muerto en febrero, y volvió a fumar y engordó casi 40 libras sobre su peso normal de 120 a 130 libras. Pero si sobrevivía a sus seres queridos, también al cigarro, y lo dejó. Ella siempre le reconoció que le enseñó todo lo que ella es.
En el año 2008 Lidia Bécquer, entonces directora de la carpa del Circo, y Gladys Alvarado, especialista del Circo Nacional de Cuba por el Consejo Nacional de las Artes Escénicas, le propusieron a Nilda organizar y presidir un concurso anual de payasos que llamarían Trompoloco en memoria de Erdwin, con sede en la carpa homónima, para revalidar esta manifestación artística y acercarla al público contemporáneo, concurso que se consolidó en 2011 con 16 payasos de cuatro países además de Cuba, o sea: ya era un evento internacional.
De sus hijos, además del mayor Erdwin (actor), Carlos Alejandro (escritor) estudió pintura y escultura y trabaja en Brasil, y Eduardo (licenciado en Literatura), presidió la Cámara del Libro y luego trabajó en turismo; y dos nietos: varón y hembra: lo principal para Nilda era su familia. Prefirió que su gran casa del Vedado en calle 11 entre J e I, la heredaran en vida, y fue a vivir sola a 27 entre N y O con sus dos gatos, manteniéndose muy activa en la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac) como jurado de premios, que la reconoció varias veces, así como el Icrt y la Central de Trabajadores de Cuba, y por más de diez años fue responsable de los premios Caricatos, jurado de los Premios Nacionales de Televisión, y con tal popularidad y profesionalidad, era profesora formando a las nuevas generaciones para el mundo del espectáculo, levantándose temprano para mantener su casa limpia y bonita, contextos que me privilegiaron para que fuera una de los infinitos con quienes pude interactuar personalmente, y en el hospital Calixto García para la dermatóloga Mónica Álvarez Mesa, y en otras acciones culturales por ejemplo en la Casa de Orientación de la Mujer y la Familia del municipio Plaza de la Revolución en calle 2 entre 23 y 21 iniciando el tercer milenio junto a Erdwin y otros grandes de la cultura cubana como Martha del Río, e impregnarme aún de su belleza todavía fresca a su avanzada edad, atenta, dulce y delicada, afable y bondadosa.
No asombra el medio centenar de reconocimientos, como el Premio Nacional de Televisión 2009, el Título honorífico de la primera edición del Premio Enrique Almirante 2015 y el Premio ACTUAR por la obra de la vida, otorgado por la Agencia de Artes Escénicas ACTUAR 2016. No es para menos: la dama de todas las escenas, más allá de la imaginación que le daba la radio.
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