Da gusto verlos bailar el son cubano. Lo hacen con prestancia y orgullo reflejado en sus rostros. Van elegantemente vestidos y son como princesas y príncipes, danzando en medio del salón de un “palacio real” que lo mismo puede ser el escenario del Teatro Heredia, en la Avenida de las Américas, o la calle Cuba, en el barrio Los Pepines, en Santiago de los Caballeros, República Dominicana (RD). Ellas y ellos integran el movimiento popular de danza El Son de Keka.
Vinieron estos santiagueros, santiagueses o santiaguenses (como mejor ellos quieran pues tienen tres gentilicios) “a bailar en la casa del trompo”, o de los santiagueros de Cuba, en medio del Festival MatamoroSon.
El compositor Rodulfo Vaillant García estuvo hace poco en RD, fue a Los Pepines, disfrutó de El Son de Keka y se lo imaginó en el “MatamoroSon” como finalmente ocurrió.

Por Vaillant conocí a Leonardo Antonio Rodríguez, quien vino al frente de los dominicanos. Y este fue el diálogo con el quisqueyano:
“Vengo de Santiago de los Caballeros aquí a Santiago de Cuba a mostrar un movimiento sonero que tenemos allá, que quizás muchos santiagueros de aquí no lo conocían.
“Este movimiento se llama El Son de Antonio Keka y fue creado por mi padre de una forma espontánea, hace casi 40 años.
“Papá comenzó a juntarse en un cuarto con un grupo de amigos, para escuchar son y otros tipos de música caribeña. Pero esencialmente son.
“Esto fue creciendo y tuvimos que salir a la calle, al frente de la casa. Y actualmente tenemos la actividad todos los domingos, con un público fiel que siempre asiste aunque se van sumando más y más gentes amantes del son, para compartir, escuchar música, bailar…”.
El dominicano Edgar Hernández Mejía es abogado, poeta, narrador y escritor de temas jurídicos e históricos; además, miembro de número del Instituto Duartiano; colaborador de la Academia Dominicana de la Historia y fue profesor hasta 2022, del recinto del Distrito Nacional de la Pontificia Universidad Madre y Maestra.
Como modo de afirmar lo señalado por Leonardo, extraemos algunos párrafos del folleto escrito por Edgar, titulado ANTONIO KEKA, LOS PEPINES Y EL SON. UNA EXCELENTE TRADICIÓN DE SANTIAGO:
“Todos los domingos del año (desde las tres de la tarde hasta las nueve de la noche) se cierra un tramo de la calle Cuba, del sector Los Pepines de Santiago de los Caballeros, con la finalidad de oír y bailar principalmente son, así como otros géneros musicales populares.
“Tan arraigada en el gusto de la población se encuentra esta costumbre dominical que la alcaldía o ayuntamiento municipal de Santiago, mediante resolución declaró esta tradición (llamada el Son de Keka) patrimonio cultural de la mencionada provincia y autorizó el cierre de la referida vía pública cada domingo, para la ejecución de esta gran actividad de entretenimiento del pueblo”.
PERO ¿QUIÉN FUE ANTONIO KEKA?
Leonardo Antonio Rodríguez es el hijo menor del viejo Antonio Keka. Mientras hablamos en el patio de Monte Sonoro (Centro de Interpretación del Patrimonio Musical Cubano), frente al parque Dolores (Boulevard), en la calle Aguilera del centro histórico de Santiago de Cuba, muestro incredulidad pues no relaciono los apellidos.
Y en las líneas de Edgar aparece, que el verdadero nombre del viejo era José Antonio Rodríguez, un zapatero amante de la música, sobre todo del son cubano. Tenía virtudes José Antonio, entre estas el amor por el trabajo y “gran facilidad para conseguir amigos”.
Afirma el poeta y narrador dominicano, que Don Antonio se pasaba la mayor parte del tiempo en su pequeña zapatería, donde los domingos él y sus numerosos amigos escuchaban son, acción matizada “por el ron añejo… sin excesos ni impertinencias”.
Así, cada semana aumentaba el número de asistentes que departían, oían música, bebían y jugaban dominó. Entonces, la zapatería resultaba un espacio muy pequeño.
“… el inolvidable zapatero y sonero era un hombre sumamente conversador y gentil; era atento, chistoso y servicial…”.
Es Leonardo quien ahora señala:
“Del cuarto salimos a la calle para una actividad que reúne todos los domingos, más de 1 500 a 2 000 personas que van allí a bailar son y a escuchar son.
“En nuestro poder tenemos la música de casi todas las agrupaciones cubanas, con predominio para Los Compadres, que todavía suenan como si estuvieran allí; el Trío Matamoros, Miguelito Cuní… Todas las agrupaciones cubanas suenan; todos los temas que más gustan, suenan.
“Somos un equipo para atender este movimiento, formado especialmente por nosotros, los hijos de Antonio Keka (Ángel, Pablo, Ricardo y Leonardo), y otros integrantes.
“Después del fallecimiento del viejo, continuamos con esa tradición que él creó allá. Y no fallamos. Un ejemplo de esto es que hoy estamos aquí en Santiago de Cuba, y el domingo se va a hacer la celebración igual allá en Santiago de los Caballeros.
“Cuando nosotros por algún motivo no estamos, el público insiste en que no se suspenda. Ese es el arraigo que tiene el amor por el son cubano”.
PERO ¿RODRÍGUEZ O KEKA?
Para el neófito cubano en el tema del movimiento comunitario sonero en Santiago de los Caballeros surge la duda: Si era José Antonio Martínez porqué el grupo se denomina El Son de Antonio Keka. ¿Qué es eso de Keka? La respuesta la encontramos en las páginas del texto del abogado Edgar Hernández Mejía, corroborada por la explicación de Leonardo.
Señalan, que José Antonio era tan solidario, que con sus propios recursos compraba ron y cerveza cuando era insuficiente el dinero del resto de los amigos. Esa era una característica que él sumaba a otras: hombre sencillo, feliz, conversador, de amplio conocimiento sobre letras de canciones, agrupaciones e intérpretes del son y otros géneros; era alegre, entusiasta “y no se estresaba con facilidad”.
Añaden, que al locuaz y conversador zapatero, la gente comenzó a decirle Antonio Keka por un motivo muy simpático:
“… cuando ocurría algún problema o inconveniente… Antonio no se contrariaba ni se amargaba sino que se limitaba a expresar que el hecho no tenía mayor importancia” y seguía lo que estuviera haciendo. Si le decían que se cortó el suministro del agua del acueducto, o se acabó el hielo, o va a llover, no le daba importancia y expresaba jocosamente “Qué carajo”. De ahí empezaron a llamarlo Antonio Queca, que luego terminó en Keka.
A los hijos de Antonio y a la colaboración de un equipo de voluntarios, con activa publicidad en las redes sociales y la televisión, se debe también, la consolidación de este movimiento sonero nacido en Santiago de los Caballeros. Y claro, a la participación dominical de mujeres y hombres “aficionados al son, quienes siempre bailan con gracia y visten de manera colorida, hermosa y llamativa”, todo en un ambiente sano y festivo que atrae no solo a visitantes de otras zonas de Los Pepines (barrio fundado por la familia Pepin) sino de otros sitios de República Dominicana, a dominicanos residentes en el exterior, y a extranjeros que llegan a la región del Cibao, apunta Edgar.
Vale señalar cuánta satisfacción causó en el público santiaguero reunido en el monumental teatro Heredia, y cuánto aplauso generó allí, la aparición sobre el escenario, del grupo de bailadoras y bailarines quisqueyanos de El Son de Keka.
Sobre este movimiento dominicano y sobre el son como género visto en su cuna: Santiago de Cuba, ya el compositor Rodulfo Vaillant, artífice de la visita del grupo de Santiago de los Caballeros, había señalado:
“Tenemos que darle a estos eventos (como el MatamoroSon) el calor necesario, el calor que yo veo en otras tierras en relación con los géneros cubanos.
“Acabo de regresar de República Dominicana y es notable la influencia del son cubano. Hay barrios que dedican un día a la semana para bailar el son; hay agrupaciones cubanas veneradas allá como Los Compadres, el Trío Matamoros, el Conjunto de Arsenio Rodríguez, Chappottín, lo mismo en Santiago de los Caballeros que en Santo Domingo.
“… en Santiago de los Caballeros: todos los domingos, en el barrio Los Pepines, se reúnen bailadores de son, elegantemente vestidos, para enaltecer el género.
“Por eso llamo la atención a los santiagueros (de Cuba) para con sus iniciativas y la ayuda de las autoridades que competen, lograr que un movimiento así se desarrolle aquí y que crezca la fortaleza del ´MatamoroSon´ y del son”, puntualizó Vaillant.
Muy bien el interés de Vaillant, y de otros como Omar López y Marcos A. Campins, directores de la Oficina del Conservador de la Ciudad y de la Egrem en esta ciudad, respectivamente, por enaltecer el son. Entre todos podemos reafirmar que el género es una fortaleza para la identidad cultural cubana, especialmente en una Ciudad Creativa en la Música como la nuestra.
Y a los de El Son de Keka; a la memoria de José Antonio y a quienes hacen posible esos domingos inolvidables en la calle Cuba de Santiago de los Caballeros, el agradecimiento infinito por su movimiento y el reconocimiento mayor hacia una labor cultural tan importante, que nos une aún más como hermanos, a los dominicanos y a los cubanos.
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