Frank País, un patriota audaz, sensible, amoroso

En carta a su novia América el joven revolucionario Frank País García había revelado: “Tienes una rival que me ha robado en cuerpo y alma…he sufrido tanto por ella que la amo profundamente, de corazón. He olvidado todo, tú, yo, los demás, solo ella me interesa. En mis venas  arde un solo deseo: servirla”.

Convicción firme hacia los ideales que defendía y disposición de morir si era necesario por libertar la nación del yugo opresor, alentaba el alma de Frank, el hijo querido de Santiago de Cuba que llegó a ser un avezado líder clandestino, el jefe nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, un hombre de plena confianza del jefe rebelde Fidel Castro.

“Como hijo era un modelo, como patriota era otro modelo. Era una maravilla Frank”. Enternecida, herida ante el dolor por su asesinato el 30 de julio de1957, a manos de esbirros de Fulgencio Batista, y orgullosa  por el héroe que le había nacido sin proponérselo, hablaba la madre, Doña Rosario.

Un caso único en un luchador de su talla,con temple para la audacia, sensibilidad para tocar el piano, escribir, desgarrado por el sufrimiento, un poema a su hermano Josué, caído el 30 de junio de 1957, a quien había  vaticinado “entre los héroes su destino”; amar a la madre entrañablemente, además de sentir especial afecto por Celia Sánchez, Haydée Santamaría, Vilma Espín o Gloria Cuadras.

Porque tuvo también el don de entender la importancia de la participación de las mujeres en la lucha. De hecho, a Vilma, que le sirvió hasta de chofer para protegerlo en determinadas ocasiones, le reconoció sus méritos y capacidad al nombrarla  coordinadora provincial del Movimiento en Oriente, teniendo en cuenta que él estaba muy perseguido y tenía disímiles tareas que cumplir. 

Como jefe fue respetado y admirado, más bien un hombre querido, porque sabía fusionar sus excelentes relaciones humanas con la exigencia propia de la clandestinidad. Vilma confirmó más de una vez que era muy riguroso ante el cumplimiento del deber, pero cariñoso con un tratamiento de amigo y hermano.

Su pensamiento fue profundo, de avanzada para la época. Había profetizado,  en tiempos de persecución y represiones, cuando su vida peligraba a cada instante: “El día que quede un solo cubano que crea en esta Revolución, ese cubano seré yo”.

Y Frank no temía a la muerte, así lo validan numerosos testimonios. Arturo Duque de Estrada, uno de sus más cercanos colaboradores, expresó en una oportunidad: “Estoy seguro de que no le preocupaba morir, sino dejar la misión inconclusa.”

   Frank constituyó un claro ejemplo de existencia muy corta -apenas 22 años- y que haya ofrendado tanto a la Patria, al punto de haber sido escogida la fecha de su muerte: 30 de julio (1957) como Día de los Mártires de la Revolución, por haber encarnado las virtudes de lo más prometedor y heroico de la juventud,  que lo dio todo en aras de conquistar la libertad de Cuba.

   Nació el 7 de diciembre de 1934,  cuando se evocaba el aniversario 38 de la caída en combate de otro encumbrado patriota oriundo de esta oriental ciudad, el  General Antonio Maceo Grajales, y estudió en la Escuela Normal para Maestros de Oriente,  donde  fue alumno brillante y se graduó el  6 de julio de 1953. Ansiaba contribuir a la formación de ciudadanos dignos, lo cual tenía coherencia con un pensamiento revolucionario de profundo ideario martiano.

  Tras el golpe de estado de Fulgencio Batista, el 10 de marzo de 1952, Frank  empezó a destacarse, promoviendo y participando en acciones de más envergadura,  de acuerdo con sus ideas radicalizadas aún más tras el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953,  con los jóvenes de la Generación del Centenario,  liderados por Fidel, en el reinicio de la contienda libertaria.

  Forjó un espíritu rebelde ante todo dogma, que le valió ser el alma del levantamiento armado de su indomable ciudad, el 30 de noviembre de 1956;  en su condición de jefe nacional de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio,  supo organizar y aglutinar las fuerzas  en una acción intrépida para distraer  el poderío enemigo y apoyar el desembarco del yate Granma,  que navegaba desde México -con Fidel Castro al frente- para ser libres o mártires.

Sobre ese  hecho y su guía quedaron para la posteridad las palabras de la combatiente Gloria Cuadras, quien lo quería como a un hijo: “Frank honró el uniforme verde olivo y el uniforme verde olivo se honró con él. Lucía muy bien y tenía una expresión de felicidad en el rostro,  que nunca se borró de mi corazón”.

Solo esa epopeya bastaría para eternizarlo ante la historia de Cuba, pero él hizo mucho más: trasegó armas, dirigió el envío de hombres para fortalecer  el Ejército Rebelde, empeño en el que fue vital la colaboración de Celia Sánchez,  la primera guerrillera en la Sierra Maestra;  encabezó manifestaciones,  participó en contactos con revolucionarios decisivos para la lucha, aplicó la justicia revolucionaria a asesinos de la tiranía…

  Estaba avalado por la forja de un movimiento clandestino con un sentido de férrea disciplina, compartimentación, y arrojo admirable, en un Santiago heroico, rebelde y hospitalario, dondelas casas y su gente fueron cómplices y colaboradores incondicionales a la causa, gesto que siempre lo animó, era su arma fundamental para el combate silencioso y arriesgado,  que asumía con la naturalidad de los hombres grandiosos.

De ahí que los santiagueros tengan una cita sagrada cada 30 de julio, a las 4 y 30 de la tarde, en la peregrinación en honor a Frank y a Raúl Pujol Arencibia, el compañero de armas que cayó a su lado; desde el Parque Céspedes hasta el cementerio Santa Ifigenia, no importa si hay sol ardiente o lluvia torrencial,se recuerda aquella manifestación de duelo de 1957, como hace 68 años.

Radio Mambí

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