SANTIAGO EN LA CULTURA CUBANA (IV) José Joaquín Tejada

Algunos han afirmado que el siglo diecinueve “duró 150 años” en la cultura santiaguera, por el apego a la estética decimonónica en el universo de las artes plásticas, entre otras manifestaciones. El volumen En defensa del patrimonio artístico (Ediciones Caserón, Uneac, Santiago de Cuba, 2014) de la profesora Lidia Margarita Martínez Bofill, aflora otras consideraciones bien distintas.

Uno de los empeños más interesantes del título, a mi modo de ver, es el intento por desentrañar la sicología creativa de artistas que se parapetaron, cerraron filas, se aferraron a la figuración, al paisaje rural y urbano, al retrato, a la academia… no por desconocer  las nuevas tendencias, no por desconocer el mundo; sino por convicción. Y así apunta:

   “Para los artistas santiagueros, evocar a los héroes, a sus figuras legendarias, tan cercanas aún en el tiempo (…), el entorno que los rodea, la naturaleza que la diferencia del resto del país, la ciudad distinta por su morfología, sigue siendo lo nacional y lo auténtico”.

El libro nos devuelve una etapa que nos parece lejana, pero que resultó fundacional. La huella de tres maestros de las artes plásticas, a caballo entre dos siglos: José Joaquín Tejada  Revilla (1867-1943), José Bofill Cayol (1862-1946) y Juan Emilio Hernández Giro (1882-1953).

La autora nos permite viajar con José Joaquín Tejada, considerado tradicionalmente parte de la trinidad de paisajistas del diecinueve, junto a Armando Menocal y Leopoldo Romañach. Viajes a su formación en Barcelona y Europa, a sus excursiones para tomar apuntes.

Hacemos escala en Nueva York, en el encuentro de José Martí con su obra La confronta o La lista de Lotería (nombre de la galería en la sede santiaguera de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, Uneac). Ya se sabe que el pintor sacó pasaje a la inmortalidad cuando El Maestro le dedica el célebre artículo “Joaquín Tejada”, publicado en Patria el 8 de diciembre de 1894.

“Pocas dichas hay como la de hallar mérito superior en un hombre que ha nacido en nuestra tierra (…) En New York está ahora de paso Joaquín Tejada (…) En él está humanitario y robusto el pintor nuevo de Cuba. Y desde hoy se puede ya decir: su nombre será gloria”.

Lejos de reiterar, Lidia Margarita ahonda: en la pedagogía de Tejada que ocupó durante dos décadas  los cargos de profesor y director de la Academia Municipal de Bellas Artes, en su “exhaustividad y efectos de larga duración”. Y en el absurdo prejuicio, en el intento de menoscabar su alcance, por el hecho de que haber decidido permanecer en su ciudad hasta el último de sus días.

José Joaquín Tejada fue el nombre escogido para nombrar la Escuela de Artes Plásticas de Santiago de Cuba, de la que han emergido creadores y maestros de relevancia. Ninguno mejor. Es uno de esas figuras imprescindibles de Santiago de Cuba en la cultura de la nación

(Foto: La lista de Lotería, pintura José Joaquín Tejada. Tomada de Museo de Bellas Artes, La Habana)

Reinaldo Cedeño Pineda

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