EL GENERAL ANTONIO

En Santiago de Cuba todos somos maceístas. La huella del general Antonio Maceo Grajales en su lucha inclaudicable contra el coloniaje ibérico, la altura de su pensamiento (Santiago de Cuba, 14 de junio de 1845-San Pedro, La Habana, 7 de diciembre de 1896) nos acompaña con orgullo, nos inspira.

Radio Siboney quiere recordar en este día de diciembre, el canto emocionado del poeta Manuel Navarro Luna, su oda al Titán:

¡EL GENERAL ANTONIO! / Manuel Navarro Luna

¡Si habláis de la vergüenza:
si queréis señalar las altas cumbres del decoro…
sobre llamas y túmulos y banderas estremecidas
tenéis que alzar la voz y dar el nombre puro y hondo.
¡Tenéis que dar la excelsitud de un grito: ¡ El General Antonio!
Para que escuche el monte, y la piedra, y la nube
y los oídos claros, y los oídos sordos: ¡El General Antonio!

Con Mariana y con marcos,
el Capitán Rondón tuvo armas, y dinero, y caballos, y todo.
¡Se alzaban las primeras amapolas sangrientas de la guerra
entre los rudos filos del resplandor heroico!
El Capitán Rondón dijo despuès a Marcos:
¿Y cuál de los muchachos me vas a dar ahora…?
Guardo silencio el padre. Un silencio de padre, fuerte y doloroso.
Pero tres de los hijos respondieron por Marcos:
José,
Justo
y Antonio.
¡El último,
más fuerte y más pronto!
¡El último,
más pronto que los otros!

Cuando habléis de la Patria,
del dolor y el denuedo t el largo y cruento batallar sin reposo;
y en mil batallas veintisiete heridas cual veintisiete surcos;
de las marchas con hambre y del camino áspero y torvo;
de la gloria en la herida y la gloria en la sangre,
tenéis que hablar del General Antonio!

Con dos balas, se acaba la guerra: dijo Cánovas.
¡Tal vez con una sola para el guerrero epónimo!
Pero aún no la tenían los fusiles de España
y el Pacto del Zanjón no fue paz, sino tregua y encono.
La bandera – sudario, que alguien dijo,-bordada en Camagüey por manos de mujeres-
¡La izó en Mantua el machete del General Antonio!

«Esto va bién», exclama, cuando se siente herido en Punta Brava.
¡Es la muerte! El lo sabe y sonrie victorioso.
¡Ya ni la muerte misma podrá vencerlo! ¡ Nada
podrá vencer al General Antonio!

Cuando habléis de la Patria,
si queréis señalar las altas cumbres del decoro
en la cumbre del hombre… buscad entre latidos de montaña,
sobre: raíz de trueno y palpitar de troncos,
la presencia profunda que nos cerca y nos manda: ¡EL GENERAL ANTONIO!

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