UNA radio, mil HISTORIAS (IX) OUT AIR

Era sencillamente inaudito. Radio Siboney sería solo un recuerdo.La noticia estremeció. Dejó sin aliento. El estupor se adueñó de esas mujeres que, con no pocos sacrificios, vestían de melodías la cotidianidad citadina…

Recién llegaba a esta Radio. Neysi Fuentes abrió las puertas de la discoteca y descubrí un mundo fascinante. Me deslumbró la música. Mis ojos no alcanzaban a ver cintas y más cintas magnetofónicas.

―Mira esta, me decía. Es preciosa…

― Y esta. Y esta. Y esta…

En mis manos aquella caja contenía títulos, autores, intérpretes desconocidos para mí hasta ese momento. Pero… algo llamó mi atención.

―Neysi, aquí dice Radio Holguín.

Y fue entonces que se develó esta historia real. La década de 1980 fue testigo.  Trataré de ser lo más fiel posible a lo relatado por muchas de esas mujeres.

No lo podían creer.

Era sencillamente inaudito. Radio Siboney sería solo un recuerdo.

La noticia estremeció. Dejó sin aliento. El estupor se adueñó de esas mujeres que, con no pocos sacrificios, vestían de melodías la cotidianidad citadina.

Como la nuestra, otras emisoras emulaban a la capitalina Radio Enciclopedia. Holguín, Camagüey, Villa Clara y otras eran privilegiadas…hasta ese día, triste, angustioso.

Se apagaron muchos sueños.

Para que Radio Enciclopedia siguiera ostentando su categoría nacional, las otras emisoras debían desaparecer. Y así fue.

Solo que, para Radio Siboney, bastaron algunas horas para reinventarse. Pues ni el fuego había podido extinguir la magia de la CMDV.

Esas mujeres con aspiraciones y metas. no podían dejarse arrebatar sus sueños. Lucharían hasta el final.

Hoy, cuando estas historias avivan la nostalgia, Josefa Hernández y María Elena Pineda recuerdan…

Fue en exactamente en el año 1985. Miriam Aguilera, era la directora en aquel momento,  e Hilda Gonce, la Secretaria del Núcleo del PCC. Con muchos argumentos a cuestas se dirigieron a la sede provincial del Partido. Allí hablaron de vivencias, desvelos, sacrificios, de amor incondicional por la Radio. Sus palabras sensibilizaron oídos y almas.

La verdad tiene sus misterios.

Y la ciudad, entonces, volvió a vibrar con esas melodías que… nunca más se apagaron.

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