GERTRUDIS LABACENO SÁNCHEZ: “La poesía es imprescindible, es mi único amor”

Ella es la dama de chocolate, la poeta de Baracoa, la embajadora de la nobleza. Su obra va asomando desde la poesía, la música, la memoria. Múltiple, filosófica, sensual. Este 26 de septiembre, el reconocido proyecto El Patio de Rosendo, en la Villa Primada de Cuba, hará un recorrido por su obra musical.

Licenciada en Educación, invitada consecutivamente al Encuentro Internacional de Poesía del Festival del Caribe (Santiago de Cuba) y antologada en varias publicaciones, Gertrudis es una incansable viajera del espíritu. Ella sabe decir sus propios versos. Ella cree en la amistad. Ella cree que lo mejor está por venir. Y yo con ella. Su obra clama por la luz, toda la luz. Que su luz nos desborde y nos penetre.

Me crees de chocolate
tu árbol
con los frutos en el tronco
guajiro fiel
arrancas cada mazorca
como si el Toa
trajera el son.
Me crees de chocolate
para saborearme
caliente
cremosa
gorjear como niño
en valle de inocencia
por creerme de chocolate.
(“Por creerme de chocolate”, Gertrudis Labaceno Sánchez)

“Comencé haciendo acrósticos a mis amigos, ese era mi juego. El asesoramiento de Carmen Serrano Cuello en el Taller Literario, implicó mi apertura para querer encontrar el verso, para tener el verso. La poesía es imprescindible, es mi único amor. Lo llevo como dice nuestro Martí: ‘El verso, hijo de la emoción, ha de ser fino y profundo como la nota de arpa’. Así vivo con el verso, no del verso”.

Baracoa es su aliento perpetuo.

“A Baracoa le canto a cada instante: es el verde verde que me vive, otro verde verde es posible; pero Baracoa me lleva por sus decires y andares, día y noche. Cada amanecer es distinto bajo el arrullo del oleaje, que siempre llega a donde estoy. No importa la distancia, llega su salitre y me vive, me revive”.

Un arte inflama al otro. De la letra a la música.

“La composición musical llegó con el tiempo, y aunque no tengo el don de la interpretación, el verso es todo música, y cada músico encuentra la medida perfecta para los acordes o los silencios que ha de expresar para que nazca su obra. Trabajar mi verso, trabajar conmigo creo que les ha sido plancetero a muchos, incluida la Orquesta Baracoa. He incursionado en géneros como el bolero, la trova, la música urbana, y en temas infantiles. Muestra de ellos son No te vayas, papá y Chocolatín, este último inspirado en Kenys Lindsay Reyes, miembro de la Compañía Variedades Infantiles y conocido como El gigante de las tablas”.

No te vayas papá
tengo una, dos, tres, cuatro canciones.
No te vayas papá
tengo uno ,dos , tres, cuatro caramelos
la luna esta fría
la calle tiene espina maligna
las piedras están rojas de tanto fuego
en la esquina tengo un oso peluche
gigante que asusta.
No te vayas papá
tengo una historia que contarte
una canción, una flor de ciruela
tengo los dedos de miel y un jugo de din don din don.
No te vayas papá
cuando vuelvas, mamá estará dormida
entonces
tendré una estrella y un bizcocho de chocolate
con trinos de colibrí
para que mañana,
mañana…
No te vayas papá
quiero jugar a que soy un gato bigotudo
y tú, el payaso Bombín.
(No te vayas, papá / Gertrudis Labaceno Sánchez)

Su romance con Santiago de Cuba es un camino infinito.

“Es la ciudad que desde 1978 está en mi ser. Soy santiaguera. Aquí he tenido, aquí tengo amigos, amores, desamores; pero el amor está todo el tiempo en mí. Me envuelvo en sus calles, en sus personajes, en sus identidades. En cada obra mía hay un trozo de Santiago, mis versos acunan la ciudad. Soy la de libre tonada en cada espacio que tiene en mí. Santiago es mi otro yo. Soy la santiaguera que ama a Bertha, la pregonera, y ama los desfiles de carnaval. Cada Festival del Caribe me encuentra en sus calles, bebiéndome sus colores y su toque de tambor”.

A Gertrudis Labaceno Sánchez (Baracoa, 1960), los proyectos le fluyen como manantial. Tengo ante mí su disco Oscuros mitos y los videos musicales inspirados en su obras. Y resuenan versos de libros inéditos como Baracoa verde, Mujer de madera, Canta el tambor batá…

“En estos momentos tengo en proyecto editorial el libro Larga, muy larga la noche, testimonio poético de Angola. La única y larga noche que tuvo cada cubano que combatió en la guerra en Angola, porque esa tierra me dio a los 20 años, otro modo de ver las cosas… quizás por eso siempre digo que agradezco estar viva con este manojo de emociones”.

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