FIESTA DEL FUEGO-Memorias (I) / “El día que entrevisté a la Luna”

Es una werken, una mensajera, una mapuche: mapu (tierra) y che (gente).  Ha viajado por Europa y América, por el mundo, llevando el espíritu de su gente. Ella ha fundado en Temuco, al sur de Chile, la Casa de Arte Mapuche y la revista Mapu Ñuke. Le gusta pintar rostros y volcanes.

“Soy Rayén Kvyeh en mapuche, que quiere decir Flor de Luna, porque nací en primavera”. Así nomás confiesa.

Dice que su pueblo es capaz de darlo todo por amistad o por amor, y por eso quiere a Cuba. Dice que ahora mismo se siente en su ruka, su casa de madera y junquillos, sin divisiones, bajo el árbol milenario del pewén.

Dice que cuanto más mundo ha visto, más mapuche se siente.

La observo con su chariwe, cinta de lana ceñida a la frente, con la mirada de aquellos que se han sentado con la vida. Ella canta contra la desidia, la invisibilidad, el ninguneo. Su libro se llama Wvne Coyvn Ñi Kvyeh / Luna de los primeros brotes.     

Mapu Ñuke… Mapu Ñuke

Madre Tierra… Madre Tierra

Irrumpirá la aurora con su arco iris de colores

Y te enseñaremos quiénes somos los hijos de la tierra

(Rayén Kvyeh, embajadora de un pueblo legendario)

Como una ráfaga pasan por mi memoria, el mítico Caupolicán, Lautaro y su pica, Guacolda y Colocolo, la epopeya cantada por Ercilla.

Esta mujer tiene la voz como el río Bío Bío, como el agua helada de los picachos andinos. “Hasta yo misma he olvidado mi nombre. Mi nombre en español, se evaporó. Soy Rayén Kvyeh en mapuche, que quiere decir Flor de Luna, porque nací en primavera”, declara en el Taller de Poesía del Festival del  Caribe.

Ellos, los mapuches, siempre apostaron por la tierra. Los pueblos originarios son los primeros ecologistas de América. Los mapuches son como los lagos pequeños, como una lágrima; como los mares del Sur, como las olas indomables de la esperanza.

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