RADIO y LITERATURA: Un viaje de ida y vuelta

Cuando se piensa que entre radio y literatura se han recorrido todos los caminos, la radio  demuestra que siempre es más. He sido testigo de dos acontecimientos, cada uno con su propio sello, que hacen un hermoso viaje de ida y vuelta entre la oralidad y la letra impresa.

De la radio a la letra

La radialista Katiuska Ramos Moreira nos ha regalado con Fiesta de Pícaros (Roque Libros-Piel Adentro Editores, 2020), su primer libro, que convierte en cuentos lo que nació para el programa homónimo de la emisora matriz de la radio santiaguera, CMKC, Radio Revolución.

La ilustración de cubierta y de interior cuenta con el toque mágico del artista plástico Carlos René Aguilera, en cuya sede (Taller Aguilera), se presentó el volumen el 1 de octubre, junto a otros títulos que se deben al apoyo del reconocido radialista y editor cubano Juan Carlos Roque García.

La propia autora nos explica: “Esas historias que escribí para los niños allá por los años noventa, jamás lograron desprenderse de mí. Hablaba con los niños sobre los que a ellos les pasaba, les preocupaba, les ponía felices o tristes.

“Los guiones escritos para el programa siempre estuvieron ahí, en mi carpeta verde. Los cuentos saltaron de la cabina de radio a la piel de cada personaje. Vuelvo a ellos para ofrecer un fragmento de lo que fueron aquellas horas hermosas”.  

De la letra a la radio 

El equipo de los mensajes seriados inspirados por el volumen Las pequeñas palabras: Misael Lageyre, Oscar Quintana y Kenia Campuzano.

De letra a la radio, llegaron seis mensajes seriados que se alzaron con varios premios (diseño sonoro y musicalización, grabación y edición) en la trigésimo primera edición del Taller y Concurso Nacional de la Radio Joven Antonio Lloga In Memoriam, celebrado recientemente en soporte digital.

El colectivo de esos cortos radiales, aunó la excelencia en la locución de Kenia Campuzano Delgado, la grabación y musicalización del joven Oscar Quintana Lluch, bajo la dirección de Misael Lageyre Mesa.

Tuve la suerte, la grandísima suerte, de que el libro que inspiró a este colectivo fuera de nuestra autoría, Las pequeñas palabras (Editorial Oriente, 2019). Ha sido todo como un juego de espejos, nos explica el propio Misael:

“Fue algo súbito, una inspiración que te atrapa y te encausa. Abrí el libro Las pequeñas palabras y de pronto vi al autor frente a unas montañas eternas, descendiendo desde su pueblo como si caminar o palpar esos paisajes fuera un designio, una bendición… y eso me tocó tan hondo que se convirtió en un torrente de imágenes incontenibles.

“Entonces fue simple, me dije: ‛a esto hay que ponerle sonido, Misael. Esto tiene que vibrar, volar en el éter de mi ciudad. Esto es hermoso y quiero ser parte de ello’. ¿Cómo hacerlo? En ese momento justo supe que serían mensajes, pinceladas, destellos breves y que no podría dejar de hacerlos”.

(Tomado del Portal de la Radio Cubana)

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