Rodrigo Prats: un imprescindible del pentagrama cubano

Este siete de febrero se recordó en Cuba el natalicio de uno de los más grandes músicos que ha dado este país, Rodrigo Prats, quien fuera además compositor y director de orquesta.

Rodrigo Prats desde pequeño se inclinó por el arte, influenciado por su padre, Jaime Prats, flautista y compositor, y autor además del conocido bolero Ausencia. De él tomaría las primeras lecciones, al igual que de su abuela, Elvira Meireles, considerada por los historiadores como una de las más grandes figuras del género bufo en Cuba. 

La formación académica y musical del joven Prats estuvo marcada también por las enseñanzas de reconocidos artistas como Mauricio Ortega, Emilio Reinoso y Juan Torroella. Luego llegarían otros como el maestro Gonzalo Roig, de quien se nutrió mientras este dirigió la Orquesta Filarmónica de La Habana. Más tarde, esos conocimientos los aplicó en la conducción de conjuntos como la Orquesta Sinfónica del Aire, y la Orquesta de Cámara del Círculo de Bellas Artes. 

No podría hablarse de la obra de Rodrigo Prats sin mencionar sus más reconocidas creaciones. Entre ellas están, por ejemplo, Una rosa de Francia, para muchos su mayor éxito y pieza antológica del cancionero cubano, y cuya música escribió cuando solo tenía 15 años inspirado en el poema de un amigo suyo. También habría que referirse a pregones como El tamalero y El verdulero, y las zarzuelas María Belén Chacón, Soledad y Amalia Batista, esta última considerada por estudiosos como la más completa que escribiera. 

Se cuenta de Rodrigo Prats que era muy querido por quienes le conocían, y aunque era en extremo exigente, también sobresalía por su buen sentido del humor. Para los más jóvenes siempre tenía a mano una anécdota y una palabra de aliento. 

Una nota interesante de su trabajo es que cuando le pedían alguna obra suya, la copiaba de su propia mano, de memoria. Eso trajo consigo que en algunas de sus piezas existieran ligeras diferencias entre un manuscrito y otro. 

Rodrigo Prats falleció en La Habana el 15 de septiembre de 1980, y hasta sus últimos días defendió y trabajó en la promoción del género lírico en Cuba. 

Valga este breve recordatorio de su vida y obra como homenaje a quien sobresale, por mérito propio, en la lista de los músicos cubanos. 

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