De los procesos culturales en Cuba y sus misterios

Por: M.Sc. Pascual Díaz Fernández

Resultado de imagen para Ogún BalenyóSantiago de Cuba, 11 jun.- El vodú se inspira en una filosofía que parte del indisoluble lazo entre los vivos y los muertos. Es  una religión  basada en el culto a los ancestros,  quienes otorgan la vida, la alegría, la prosperidad, el bienestar, la desgracia,  la enfermedad y la muerte.

Oggún Balenyó es uno de los más poderosos loases del panteón vodú. Con él están, los demás Ogguns: Ferraille, Fai, Badagris, Ashade, hasta los diecisiete que han sido reconocidos en los montes de  Cuba. Como todos ellos, es guerrero, violento, fuerte. Es capaz de curar enfermos, unir miembros amputados y detener hemorragias. Enamoradizo, fuma grandes tabacos  y bebe  mucho ron. Simboliza la  inagotable potencia del ser humano y su energía telúrica y visceral.

En El nacimiento de Oggún Balenyó, ballet folclórico de Ernesto Armiñan Linares, lo que puede parecer una ingeniosidad artística del creador es, realmente, un botón de muestra del complejo proceso de transculturación africano-haitiano-cubano. Tití, una anciana creyente voduista, cubana, descendiente de haitianos, celebra el cumpleaños de su abuelo. Prepara debidamente su altar para tan significativa ocasión pero se queda dormida en su balance. En su sueño regresa a Haití, y rememora todo el proceso desde los tiempos de la esclavitud, hasta la llegada a Cuba, pasando por la Revolución. Festejar a su abuelo es como festejar a Oggún Balenyó. El loa entró a Cuba junto con los negros –libres o esclavizados-  que arribaron a Santiago de Cuba desde finales del siglo XVIII hasta mediados del siglo XX.

Si aceptamos que la cultura es el resultado de la acción creadora de los seres humanos como un mecanismo para trascender la muerte, y darle un sentido a la existencia; se puede afirmar, entonces que, la cultura haitiano-cubana está transida por elementos tales como: el sucesivo poblamiento forzado por diversas razones; las muestras de solidaridad social, en diversos momentos de la historia de Cuba; el intercambio musical y danzario con la cultura popular tradicional y, sobre todo, la presencia del vodú.

Pero no  siempre los procesos de formación cultural son visibles en magnitudes tales como para ser vistos como resultados. El nacimiento de  Oggún Balenyó es un intento artístico por visibilizar un proceso y un resultado, presentes en la cultura cubana.

El Ballet Folclórico de Oriente, que marcha hacia el 60 aniversario de su fundación, ha dado su valioso aporte a la puesta en escena.  Muchos de los bailarines, coreógrafos, músicos, asesores  y otros artistas que han participado en el montaje han sido o  están recorriendo las aulas de la Universidad de las Artes, bien como alumnos,  asistentes o profesores.

Investigar sobre los procesos de transculturación haitiano-cubano es un imperativo académico, artístico y cultural. Contribuye a saber de dónde venimos  para saber  hacia dónde vamos.

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